MARIA ANGÉLICA URBINA HERLITZ
(1950)
Es lamentable que valores tan buenos como María Angélica no tengan
una difusión a gran escala. Es el mal de Chile. Lo mediocre prolifera.
Lo de calidad, como en el caso de esta gran poeta, se deja de lado. ¿Se
acabará algún día este despilfarro de nuestros poetas?
Hemos dicho antes que falta valentía para reconocerlo... Y así es.
Nos encantaría un nuevo libro de esta poeta, pero debemos comprender
que la falta de alicientes es una barrera que atenta contra los buenos deseos
de las poetas.
SANTUARIO DE LLUVIAS
Me detengo
ante cortinas de lluvia,
que anuncian una fachada solitaria
flotando por follajes
salpicados de cielo.
La cubierta
inclinada en agudo despegue
rompe viento y cordillera.
Una boca de madera entreabierta
destila luz a mis ensueños.
Y me sumerjo
entre piedras
y desnudos de granito
que acarician vientos nuevos.
Emanan de la hierba
palomas vestidas de sombra;
pintan de canciones
las paredes de ladrillo y musgo.
Mis pies
atravesados de charcos y lloviznas,
se han posado en el umbral
de la blanca garganta,
enrojecida de flores.
Una Virgen me sonríe.
Derrama lluvias
en la quietud de un alma nueva.
LLUVIA
La lluvia se ha llevado
el gris de la mañana.
Techos de zinc bañados
me abren sus brazos.
Contienen el aliento
de los números sin rostro.
La lluvia limpió las ventanas.
Brillan oficios acumulados
para la firma del director.
A las dos de la tarde
trepo por el humo del té
y sobre mi paraguas
saludo al organillero
del día jueves.
SIMÓN
En esta noche de truenos
el viento limpia la calle
por donde vagabas, Simón.
Tu negro abrigo se desvanece en el intento
por erguir los huesos jóvenes
corriendo tras la bandada.
Mas un cometa distraído
se incrustó en tu almohada
de hojas secas.
Tu silueta sigue oculta
en las veredas
que hoy te extrañan.
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