XIMENA FERNANDA RIVERA
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Ximena Fernanda Rivera es uno de los nuevos valores en la poesía chilena
cuyos versos nos resultan armónicos, sutiles, anunciantes de días plenos
de un ejemplar que dará espléndidos frutos y ha de estar entre los más altos
árboles del gran bosque.
Sola, testaruda y soberbia
donde el refugio de esta estrecha tierra, la esperaba,
invasión en sorpresa y descaro
corrió, corrió en instantes hacía el escalofrío,
agua y sudor,
la sed cristalina por el escurridizo paisaje.
sin tropezar con el tiempo,
las traviesas gotas salinas cayeron despertando inquietud,
Empapada tras la tormenta sintiose afortunada,
inquietante travesía desesperada,
inevitable aguacero prefirió tenderse a la lluvia
el momento preferido e inagotable, la carrera llegaba a su morada,
la senda se refugio en ese primitivo instante sórdido y fugaz
tan lejos de montar su manso animal,
retorna a sus manos, de escasa temperatura,
ya miraba desde lejos su penetrante sueño
domable visión traería rincones perdidos,
en hora buena pudo recordar y volar .
Lluvias
Lluvias que ahora ya son rocíos
de rojo aliento y gran sabor, que retornan al
suelo húmedo, fértil,
para soportar los pesos en turbulencias
un mareo no cansa.
Me refiero al preferir un pedazo
Al colgar un adiós
Al morir con pena
Naufragando en caricias
Suspirando en ardor.
Alcanzado llamas rotundas
Por debajo de la pared
Las miradas penan
Sombras y rufianes
Perdemos la huella.
Al final de todo
Volvemos a creer
Y en regocijos nuestra
Locura nos captura
Como la sal en el mar
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