COMO FUTBOLISTA, REGULAR, COMO BOXEADOR, REGULARETE...
(andares... sólo andares...)
Nozaroc Zilefni vivió gran arte de su infancia en Fermín Vivaceta con Teniente Ponce. A la entrada de una vastísima extensión de tierra estaba ubicada la "casa" que, más bien, era una pieza techada de latas, fonolitas "a medio morir saltando" y sus "paredes"estaban formadas por tablas semi juntas que dejaban entrar al viento como "Pedro por su casa".
No hablaremos de la miseria ni del hambre aterradora. Fijaremos la mirada en este niño enfermizo que debía ir cada día a comprar algunas
cosas para mal comer y un "octavito" de azúcar, pues había una escasez
tremenda de alimentos y, también, de dinero.Lo que más molestaba al
niño era ir a pedir agua casa por casa y, a veces, andaba varias cuadras hasta que por fin alguna duena de casa se compadecía y lo dejaba llenar los tarros cuyos aros de alambre le marcaban las manos...
Así eran las cosas en aquel barrio, sin olvidar la rueda de hombres y muchachos en medio de la calle tirando los dados y, billetes y monedas se amontonaban en el centro de ese círculo humano... Nozaroc solía echarles una mirada, no sin temor, pues la gente en verdad daba miedo hasta mirarla. Y ni hablar de los niños que veían en él la gran oportunidad
de entrenamiento, esto es, darle de golpes hasta dejarle sangrando y tirado en la vereda... Nuestro "héroe" llegaba a la zahurda con la cara salpicada de sangre.
-¿Qué te pasó? -preguntaba la madre.
-Nada, me caí al saltar la acequia...
Y luego se acercaba a la ya nombrada lombriz de agua turbia, achocola tada, transportando elementos poco deseables. Allí, sentado al borde, los pies con mucho "piñén" metidos en el agua, empezaba a llorar... "Siempre
me pegan... pero cuando yo sea grande voy a ser boxeador..., y no va a ser para pegarle a nadie, sólo para defenderme... ¡Lo juro por el "Fonola" que se murió...! Este era un perro proletario, pequeño, casi blanco, no muy bueno para los "coscachos" según decían los adultos...
Pasaron varios años. Nozaroc Zilefni comenzó a trabajar en la Panadería y Pastelería Unidas, poco antes que la familia compuesta por padrastro, madre, más cuatro hijos, se trasladaran a la población Aníbal Pinto, entre Sierra Bella y San Joaquín. El niño siguió trabajando ahora "puertas adentro". Duró muy poco tiempo, pues se le ocurrió que él y los demás compañeros de trabajo formaban parte de "Arriba los pobres del mundo"
y vamos convenciendo a los grandotes de iniciar una huelga. Tuvo éxito, pero al tercer día del paro, fue "llamado a terreno" por el dueño y adiós pampa mía..., de tal suerte que debió llegar a la nueva casa de madre, padrastro e hijos. La vida le cambió en cierto sentido: encontró trabajo
muy luego y los muchachos de la población le invitaron a ser parte del club "Independiente". Esta palabra le gustó mucho. Y en la cancha jugaba de puntero izquierdo o derecho y pateaba con los dos pies. "Este cabro es güenazo", dijeron algunos. Y él hacía hermosos goles, aunque no era algo que le apasionara... Su juego era de regular hacia arriba... Pero sus intereses eran otros. Jugaba... por jugar... Un caballero deseaba llevarlo al club Magallanes. No quiso. Talvez si le hubieran dicho
que lo llevarían a Unión Española habría aceptado... Un día entre otros
estuvo a punto de darse de puñetes con el capitán del equipo y nuestro "héroe" decidió "echarse a volar..."
En eso estaba, cavilando, cuando de pronto le vino el recuerdo de él mismo cuando tenía varios años menos y le sacaban "cresta y media"
los niños del barrio anterior. "Ahora es el momento" -pensó-. Tengo que cumplirle a ese niño lloroso..."
Y partió hacia el club de box más cercano (FAMAE) y allí comenzó a darle
golpes a la bolsa de arena, a la llamada "pera", a hacer sombra, a saltar,
etc. Al año siguiente lo lanzaron a la pelea, lo cual no estaba en sus cálculos, pero había que seguir adelante y subió al cuadrilátero sintiendo que le dolía el estómago, y algo así como que el aire, madre mía, que se me va..., y el estómago..., y ese que está en el otro rincón ha peleado otros años.. ¡ay de mí...!
Y claro, Nozaroc Zilefni recibió un cabezazo que le rompió el labio supe
rior..., y vamos tragando sangre, y vamos tirando las manos como fuera.. y por re-Dios que parece que estoy mareado y este no me deja
tranquilo y está como loco tirando golpes... y yo no doy más jugo... Re
sultado: perdió por puntos, lo raro es que él tenía después en el labio cuatro puntos... (aún hoy tiene la cicatriz). Después hizo varias peleas, ya repuesto, ganó algunas, empató otra, y le ganaron varias veces, incluyendo un sueño en la lona... Luego de haber dormido en el ring de Rancagua, realizó dos o tres peleas y hasta aquí nomás porque para boxeador mejor me pongo a jugar con el viento...
Lo importante de todo esto es que aprendió a defenderse. Y los "guapos"
de cualquier población supieron que aquel muchacho no era nada fácil de tumbar.
Pero más trascendente de todo lo anterior es que el muchacho de 17 años cumplió con aquel niño cuyo rostro lo recuerda siempre cubierto de lágrimas...
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