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martes, 6 de abril de 2010

MARUJA SCOTT

MARUJA SCOTT
(1954)

Desde Punta Arenas nos llega este rumoroso regalo de Maruja Scott.
En sus versos sentimos la inmutable presencia de la lluvia. Y también podemos
advertir en su autora un constante afán por superar obstáculos. Ella por sus méritos y
esfuerzos tiene ya un lugar en el gran bosque.
Sin duda alguna, la poeta seguirá ascendiendo...

LLUVIA, ACUARELA DIAMANTINA

Lluvia, silenciosa amiga de mayo,
soberana indiscutible de invierno,
despiertas latir apresurado,
entretejes en tiempo viejo
junto al viento y lagrimeas sutiles
gotas transparentes en guerra.

Lluvia, errante remolino de otoño,
hechicera en melodías y besos
¡deja reposas tus hilos de plata
en relámpagos y temores!
Amarillas hojas en alicaída tarde
caen sin cesar de girar goterones.

Lluvia, se hablará de tu viaje al Sur,
arco triunfal en semillas del parque,
esenia dorada de ríos dormidos,
maravillas en colores florecen Liz,
la esperanza sobre el arenal
agotando milagros de hidalgos.

Lluvia, ¡cómo besas mi fantasía!
Diáfana entras a la niña de mis ojos,
eterno brillo alegra curdas de luz,
mandolina viva para la orquídea,
estación sinfónica en albedrío.
¡Virgen culminas en tierra colorada!

Lluvia, tus lágrimas de plata galopan
en ruido de truenos enfurecido
y son amadas por el hechicero
mientras te deslizas por el techo
hasta los pis de la casa madre
junto a Orfeo una nube solloza...

Lluvia, de las cuerdas del violín
nacen nubes sin profanar
su brillo resplandece armónico
al caer un sol en espesuras de silencio
y sobre despojos avanzan leyendas...
Lo melódico recorre mi torrente...
Lluvia, fémina sutil de adolescente
deseada en el trigal de las emociones
al despedir l tarde y desnudar a Leda
provocas frenesí en noches claras. Eres
creencia indomable y maldecida.
El vendaval arropa el deseo nocturno.

Lluvia, con tus lágrimas de aristas
en vidrios de plegarias para coronar
tu tiempo en paisajes y reminiscencias
donando retoños en cofres de nostalgia
cancelando el pasado de amargo dolor.
La historia completa fue adormecida.

Lluvia, déjame ser tu sátiro mágico
para bailar en el pozo del placer
y que suenen campanas matutinas
junto a las brisas de septiembre
mientras en amanecidas huyen melodías.
Una lágrima se enreda entre mis recuerdos.

INVIERNO

Árboles desteñidos,
hojas marchitas por el sol
palidecen del rojo al amarillo
y caen, acariciando el suelo,
con esperanza de fecundar.

Llega el invierno con rostro de tiempo,
privilegio de de fortuna
es la nieve que juega fabricando plumilla.

Al anochecer nace un blanco dulce,
acariciador, constante, radiante,
manto de la eterna oscuridad austral.

El viento llega a las moradas
sin autorización ni permiso,
se desordena l ritmo de la lluvia
que florece desde el cielo
y se apaga en la pampa.

Es el invierno del austro,
mensajero del Polo
que abraza sueños azules planetarios
estremecidos por el hielo
vencedor del Padre Sol.

La espuma adorna los muros
mientras el río afuera de las casas
juega en la calle con el transeúnte
que pasa al ritmo bajo cero,
y en la calle los niños de nieve
se toman las manos
saludando la escarcha de los árboles desnudos.

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