ORDENES PINCHEIRA, UN POETA INTEGRAL
por Ana María Vieira
( presentación del libro “Piedrecitas de colores”,
en la Sociedad de Escritores de Chile, jueves 26 de marzo de 2010) CARLOS
Hoy celebramos con regocijo un nuevo y valioso aporte literario que enriquece, no sólo a la poesía chilena en un amplio sentido, sino además contribuye a impregnar nuestra terremoteada atmósfera nacional con aromas de infancia y esperanza.
Entrañable amigo, a quien llamé en cierta ocasión “poeta de la soledad, en cuya obra se plasma el sentido trágico de la vida…” Pero sin duda Carlos es mucho más que eso: se trata de un poeta integral, que en su vastísima obra y con una contundente trayectoria transita con igual talento por distintos géneros literarios, incluyendo cuentos y poemas infantiles.
Un poeta solidario que no sólo se ha ocupado de escribir sus propios textos sino también de rescatar la palabra poética de las mujeres. La organización de numerosos recitales femeninos, así como la labor infatigable de antologar a nuestras escritoras, dan fe de sus generosos esfuerzos por difundir también las voces de otros creadores.
Tal es la vocación de este poeta múltiple, capaz de entregarnos variedad de escritos: cuentos que retratan estampas de un barrio perdido, poemas sombríos o esperanzadores, o un micro-cuento como éste:
El maniquí estaba arrepentido de tener sueños humanos ¡y se suicidó!
Un poeta reflexivo que se ha construido sobre su propio dolor, creciendo sobre sus propias heridas sin por ello olvidar el dolor de sus semejantes. Y que es capaz de afirmar:
“no debemos permitir que nos derrote la barbarie”
Pero el hombre persiste en la barbarie. Entonces el poeta nos revela, visionariamente, la remecedora respuesta de la naturaleza, que en estos días tantos compatriotas han vivido en carne propia:
…el mar avanza junto a la noche estampando cruces en las puertas
donde no sonarán los timbres del sueño.
Ha publicado más de veinte títulos, y tiene aún numerosos textos inéditos así como diversos poemas y cuentos reunidos en plaquetas: “Milenaria ensoñación”, “En la espesura de un sueño inconcluso”, “Sobre los techos duermen las estrellas”, “Catorce rutas para un ángel torpe”(esta última publicación reúne sonetos escritos como Diego de la Noche, uno de los heterónimos, junto a Nozaroc Zilefni que el autor utiliza, a la manera de Pessoa, para expresar las distintas voces que conforman su identidad).
No conozco sus primeros libros, “Grillos en el alma”, publicado en 1962 y “Lagarto” de 1963. Pero estoy segura de que constituyen un feliz augurio de lo que después vendría.
Su tercer libro “Llanto Milenario”, de 1967, publicado por Editorial Neupert agotó en sólo tres meses sus 1.500 ejemplares. Cuando lo leí, en el año 2000 me conmovió su profunda mirada poética sobre la condición humana, al punto de proponer al autor realizar una segunda edición bajo el sello de Editorial Semejanza. Esta obra fue objeto de elogiosos comentarios. Para no olvidar son estos recordados versos:
Todo el universo
se reduce a una choza pintada de miseria,
a un techo perforado por los dardos de la lluvia.
La lluvia, así como el viento y el mar, (ese anciano azul) están muy presente en su poética. Esta lluvia, llanto milenario a veces cruel y furioso, hoy se percibe ligera en su nuevo libro: es madrina, dulce regalo del cielo con sus pepitas de cristal, perlas bailarinas que brillan como guijarros de luz.
Pero también está la infancia. En este libro encontramos a aquel niño envejecido por el sufrimiento, cuando nos dice:
Heridos están los cielos:
Es un sollozar, un grito entre las zarzas,
Cierto niño doliente
que gime desde el corazón de la tierra.
Y en forma aún más impactante, leemos en el duodécimo canto (XI)
En Boroa un pequeño trozo de sombra va caminando.
Es un niño mapuche.
En sus ojos castigados Lautaro llora en soledad.
buitres han devorado su inocencia, llenando de nieve
sus manos. Hace ya siglos que camina
con un pie aplastándole la cabeza.
Nadie siente su silencio en cuyo fondo dormita un anciano.
En este mismo poemario “Llanto Milenario”, encuentro los indicios de otro de lo motivos recurrentes a lo largo de su obra: la constante búsqueda de la madre. Esa madrecita triste que partió temprano y que él encuentra en sus amadas poetas ya desaparecidas: Eliana Navarro, Stela Díaz Varín.
En el canto IV nos dice:
En Angol nació mi madre.
Me explico ahora su tristeza
cuando la lluvia sembraba de nostalgia la noche.
Su primera lágrima en esta dulce tierra.
Como quisiera sentir sus manos
en este rostro maldito
ahora que galopan tantos jinetes enmascarados.
Era tranquila, triste, bella
como una piedra bajo el agua.
La figura materna que el poeta evoca en el libro que hoy celebramos, se manifiesta en otra tonalidad, sin duda, aunque persiste claramente el trasfondo de añoranza y a la vez, de tributo y admiración de un hijo que nos confiesa:
Yo quería siempre verla
Agitando un cascabel,
Yo quería retenerla
Con mis mares de papel.
El hijo poeta, en su ensoñación, recibe agradecido la canción y el oso de terciopelo que la madre le envía para Nochebuena
Hubiera querido poder compartir con ustedes mi lectura y mi visión de muchas otras obras de Carlos. Misión imposible en tan poco tiempo, pero tarea pendiente para el futuro.
Además de Llanto Milenario, editamos bajo el sello de Semejanza “Firmamental Agonía” de 1999, “Brizna en la noche sobre el pasto”, poemas breves, merecedores del Premio Enrique Gómez-Correa, año 2000 y “De las bestias al hombre”, 2001.
Entre tantos títulos editados por otros sellos o auto-editados, sólo menciono algunos de los que he leído y en los en que se encuentran los motivos de la muerte, la soledad, el miedo: “La tierra pide silencio”, de 1974, “Alguien camina sobre mi tumba, 1998, “Dios en aire sobre un trino”. 1997. En forma especial, “El viajero Iluminado”, poesía pura escrita en prosa donde se despliega lo mejor del alma del poeta, su compromiso con la naturaleza y el niño, sobre todo, aquellos más desposeídos.
Por último, percibo en la escritura de este poeta una inquietud constante por encontrar su identidad, por saber quién es, por alcanzar y reunir sus fragmentos, a pesar de esa amargura de siglos que lleva sobre los hombros. Nos dice: “busco mi faz verdadera”. O bien: aún siento que no puedo asirme a mi propio ser, aunque se define vagabundo vestido de crepúsculos. Y no están ausente en la búsqueda de la propia identidad, los sentimientos de soledad, temor, asombro:
Entre todas las máscaras/estuve solo. Aún conservo esta mezcla de miedo y asombro.
Se ha dicho que lo que importa de un poema no es lo que dice sino lo que es. Para T.S.Eliot cada poema tendría una existencia que está entre el poeta y el lector, una realidad nueva que no es simplemente la realidad de lo que el escritor está tratando de expresar o de su propia experiencia al escribir el poema.
No obstante, cuando canta a la soledad o a la muerte, por ejemplo, el poeta proyecta, como en un eco, su propia experiencia, sus propias ensoñaciones. Creo que éste es, sin duda, otra de las características relevantes de su pluma.
Para finalizar, preciso es decir que hay en el trasfondo de estos poemas una permanente añoranza y búsqueda de Dios, el asombro de un mundo de contrastes entre el horror y la belleza de lo creado, que no logramos comprender. Su mirada ante la insensatez del progreso, la crueldad del hombre, la injusticia, la miseria y el dolor humano es de asombro y de lúcida interrogación. Y es tan potente como su mirada hacia la belleza, el amor, la naturaleza, los animales, las plantas y los niños. “La poesía –dice Shelley- une la exaltación y el horror, el agravio y el placer, la eternidad y la mudanza. Une bajo su yugo de luz todas las cosas irrenconcicliables”.
Vida y obra de Carlos Ordenes Pincheira se reúnen, se reconcilian bajo estas coordenadas. Y desde esa trinchera, el poeta nos invita a reflexionar y a luchar.
…es necesario
atrincherarse, incendiar
la oscuridad de los lobos, defender
esta sangre
que clama en la noche y la distancia
por un futuro de alas.
Y ahora saludamos tu nuevo libro recordando la primera estrofa de un hermoso soneto titulado “Nocturno” del poeta Diego de la Noche o lo que es lo mismo, pronunciando tus propias palabras:
Escrito está en la piedra mi destino.
Huya lejos lo negro, lo doliente.
Que mi grito fallezca en la corriente
Y en la noche gigante surja un trino.
Por ese trino que hoy se eleva en tus “piedrecitas de colores”, recibe mis personales felicitaciones.
El libro que hoy celebramos refleja no sólo tu gran valor como poeta y creador, sino también la dignidad de tu espíritu.
Ana María Vieira
Santiago de Chile
26 de marzo de 2010
4 comentarios:
Completísima presentación la que hace Ana María. Destacable, también, el sentimiento conque la leyó la tarde de la presentación. Una mezcla perfecta de conocimiento (del tema, del autor y de los textos) y emotividad que son, al final, las que hacen de toda presentación algo sincero y con base: mucho más que un simple rosario de palabras por cumplir.
Mis saludos ambos!
Quiero felicitar A Carlos Ordenes Pincheira, me siento orgulloso y muy emocionado, ya que, es el hermano de mi abuelito que es Ruben Ordenes Pincheira, Muchos saludos y Bueno me interece en conocer su poesia al encontrar un libro de el.
Hola ulises, soy hija de la hermana menor de este artista y de tu abuelo, mi madre y ellos se separaron cuando ella tenia 18, ahora tiene 60, al leer esto tambien me siento orgullosa.
Publicar un comentario